La mesoterapia es una de las técnicas de medicina estética que más aceptación y demanda ha experimentado en los últimos años. Su mínima capacidad invasiva y sus resultados efectivos a la par que discretos han atraído a múltiples pacientes que han buscado en este procedimiento una manera de recuperar un aspecto más saludable.

En líneas generales consiste en realizar micro-inyecciones de combinaciones de principios activos, extractos, vitaminas y otros ingredientes seleccionados de manera personalizada por el profesional a nivel subcutáneo. En función de la dolencia a tratar se elegirán unos u otros, como ácido hialurónico, vitaminas o cofactores, para formar un cóctel personalizado destinado a reponer las sustancias que necesitan las células para funcionar correctamente. La edad suele afectar de forma negativa a su actividad y de esta manera intentamos paliar este proceso irreversible.

Las aplicaciones más comunes de la mesoterapia son la vertiente facial y la corporal. Sin embargo, aunque poca gente conoce este hecho, una de las zonas que más puede beneficiarse de sus beneficios son las manos. Debido al alto desgaste que sufren en el día a día y todas las agresiones externas a los que están sometidas, nuestras manos son uno de los puntos que más fidedignamente delatan nuestra edad biológica y el tipo de vida que hemos llevado hasta ese momento concreto. Además, el hecho de que nos sean imprescindibles y estén en contacto movimiento dificulta los cuidados cotidianos que podemos dispensarles.

Optar por un protector solar y una crema nutritiva nocturna puede no ser suficiente en muchos casos ya que con la edad los tejidos adelgazan y las imperfecciones se hacen más notorias. En estos casos podríamos destacar los múltiples beneficios que la mesoterapia puede aportar a las manos. El protocolo, que no si diferencia en absoluto del que se realiza en cara o cuerpo, comienza con la piel limpia, a la que se aplica una pomada anestésica, para después proceder a las micro-inyecciones. La sesión no dura más de diez minutos, transcurridos los cuales se aplica una crema con factor de protección y un poco de color, de forma que el paciente puede reincorporarse a su vida cotidiana de forma inmediata.

Tras el número de sesiones acordadas la piel se muestra hidratada, turgente, llena de luz y revitalizada. En el caso de las manos estos resultados se traducen en una reducción de las hiperpigmentaciones cutáneas, una redensificación de los tejidos y una piel más homogénea y luminosa.

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